Sin duda, la Reforma Previsional dejó a muchos brasileños confundidos acerca de la jubilación. Y, uno de los principales interrogantes es la posibilidad de jubilarse por tiempo de cotización y seguir trabajando como forma de complementar los ingresos mensuales. Esto se debe a que, en muchos casos, el valor del beneficio es inferior al que recibía el trabajador mientras estaba empleado, lo que termina comprometiendo sus ingresos familiares.  

En primer lugar, es fundamental conocer y comprender mejor los tipos de pensiones disponibles en Brasil. De esta manera, es posible tomar decisiones informadas sobre la planificación financiera. Además, podrás prepararte para el futuro valorando, por ejemplo, la posibilidad de una pensión privada. 

Con la Reforma Previsional de 2019, varias normas en materia de pensiones sufrieron cambios, incluidas las relativas al tiempo de aporte. Esto se debe a que, debido a la mejora en la calidad de vida de los brasileños, el promedio de vida también ha aumentado. En otras palabras, los gobiernos empezaron a gastar más en el beneficio. 

Pero está claro que el aumento del gasto no se limita sólo a la jubilación por edad o tiempo de cotización. En este sentido, otro beneficio disponible para los trabajadores es la jubilación por incapacidad. Por tanto, este tipo de ayudas está destinada a contribuyentes del INSS que se encuentran impedidos de ejercer una profesión por enfermedad, accidente o condición médica permanente. Lamentablemente, las solicitudes de jubilación por invalidez han aumentado considerablemente en los últimos años. 

Por último, el Gobierno sigue ofreciendo asistencia financiera a los pensionados, es decir, a los dependientes cuya única fuente de ingresos es la jubilación de un familiar fallecido.

Pues hasta 2019, el tiempo mínimo de cotización para entrar en la jubilación era de 30 años para las mujeres y de 35 años para los hombres. De esta manera, el trabajador tenía la opción de solicitar el beneficio una vez cumplido el tiempo requerido. O trabajar unos años más y garantizar valores más altos.

Esto se debe a que el período de cotización y la edad del individuo influyeron directamente en el factor de seguridad social. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos optaron por jubilarse al alcanzar el derecho, pero continuaron desempeñando tareas laborales para complementar sus ingresos mensuales.

Sin embargo, las reglas sobre jubilación cambiaron en 2019 y los mayores impactos fueron para los contribuyentes que buscaban beneficios basados en la duración del servicio. Así, como forma de reducir el techo de gasto en este sector, se abolió la jubilación basada en el tiempo de cotización. Con las nuevas normas impuestas por el INSS, la edad mínima para jubilarse es ahora de 62 años para las mujeres y de 65 años para los hombres.

Pero, como un gran número de personas estaban cerca de jubilarse, se crearon 3 reglas de transición. El primero está destinado a quienes ya cotizaban al INSS antes de la Reforma y permite el beneficio a mujeres con edad mínima de 56 y 30 años de aporte, y a hombres con edad mínima de 61 y 35 años de aporte hasta 2019. 

Para los trabajadores que estaban a dos años de jubilarse, se creó la posibilidad de solicitar el beneficio con un plazo adicional de 50% del tiempo restante para alcanzar el período mínimo de cotización. Y, finalmente, la tercera regla de transición, conocida como peaje 100% corresponde al cumplimiento del tiempo que falta para alcanzar los años de cotización. Es decir, si al trabajador le faltaban 5 años antes de que entrara en vigor la Reforma para jubilarse, tendrá que cotizar otros 5 años para luego solicitar la jubilación. 

Por lo tanto, ya no es posible solicitar el beneficio una vez cumplido el período mínimo de cotización y continuar desempeñando funciones con contrato formal.