Sin duda una tarjeta de crédito puede ser un gran aliado financiero si se utiliza correctamente. Sin embargo, el mal uso del plástico puede provocar inmensos dolores de cabeza al consumidor. Además de provocar posibles restricciones de nombre con las agencias de protección de crédito, al ciudadano también se le puede cancelar la tarjeta por falta de pago.

Según Serasa Experian, aproximadamente 25 millones de brasileños tienen mala fama por falta de pago de las facturas de sus tarjetas de crédito. La falta de un presupuesto mensual sería uno de los principales motivos de endeudamiento.

Si el retraso es superior a 45 días, la primera consecuencia es la restricción del nombre del consumidor. Por lo que, si la situación no se regulariza, tu tarjeta podrá ser cancelada por falta de pago. Sin embargo, antes de tomar la medida más drástica, el emisor del producto debe informar al titular de la cancelación. 

En primer lugar, si el administrador de la tarjeta decide cancelar el producto, deberá notificarlo al titular de la tarjeta mediante una carta. Conocida como “acuse de recibo”, la correspondencia debe comunicar la existencia de deudas pendientes.

Además, también deberá incluirse en el cuerpo del documento la posible cancelación y toda la información para que el cliente tenga conocimiento del evento. Esta medida es fundamental para el avance del proceso, y actúa como prueba si el consumidor demanda a la institución por falta de aviso. 

A pesar de las consecuencias que supone tener una tarjeta cancelada por impago, el cierre del plástico abre espacio para las negociaciones. Esto se debe a que una vez finalizado el contrato, el banco no puede cobrar ninguna cantidad distinta a los intereses que ya se han incluido en la deuda. 

Bueno, si por casualidad el consumidor no recibe la carta AR por correo, corresponde presentar una demanda en el Tribunal de Reclamos Menores. El procedimiento se aplica a quienes deseen reclamar intereses correctos por pagos atrasados.

Además, es posible solicitar al juez que la institución no envíe el nombre del titular a las agencias de protección de crédito. De esta forma, no corre el riesgo de tener restricciones sobre su nombre. 

Según información publicada por el Banco Central de Brasil, la demanda de crédito revolvente por parte de los consumidores endeudados alcanzó su nivel más alto desde 2012. 

El crédito revolving no es más que la falta de pago total de la factura de la tarjeta. Cuando el ciudadano paga sólo una parte del importe, el resto se transfiere al mes siguiente y se le suman los intereses. Para el BC esto consiste en financiación.